lunes, 20 de octubre de 2014

Mar Adentro.





A media tarde estuve frente al mar. Nublado de "marejada" cómo dicen. Toda la mañana hubo una llovizna petit que me empañaba los lentes. El mar, parecía cansado y apenas agitaba sus olas, suaves olas. Su mano maternal había olvidado los azules, mezclando el pincel entero ha conseguido un agua de enjuagar pintura. La ausencia de la brisa hace que el calor aumente. La humedad en todo se despierta. Dejo el celular y mi playa de soledad está cansada de amaneceres. Me decido y entro al mar. De inmediato me reconoce puesto que su espuma cual abrazo se mete entre mis piernas a sacudirme. Esquivo un par de ellas y ya estoy adentro. Calma.
Este mar de mañanas con bruma pesada apenas me quiere hablar y en silencio me recibe. En aguas quietas de arenas sucias voy flotando, durmiendo. Escucho mi respiración hasta el fondo de una ola, sus ondas marinas viajan, con ellas se va mi imaginación, mi fuerza, mis pecados. Todo agua soy y allá voy mar adentro.

Mar de occidente, sin temor al frío, recíbeme amoroso, déjame entregarme a ti después de verme estar toda la mañana, déjate tenerme, al fin, óceano amante. Me tumbo a ti, para flotar cerrando los ojos, amante respirando al oído. Te entrego mis sonidos y mis latidos, mi aire, dentro de ti. Parece música, me calma ese sonido a silencio, a felicidad. Jamás he escuchado algo similar pero todo de pronto es carmesí, en las nubes, en la humedad. El oleaje tiene un ritmo nuevo, sabe de guitarras y de la nostalgia. Conoce las gotas de lluvia, y la piel mestiza.
Floto a merced de esa corriente que me regalas, mar. Mi respiración envuelta.
Inhalo. Exhalo.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario