martes, 11 de agosto de 2015

Quiero un amor.

Quiero un amor que sepa al tiramisu de la abuela
Que huela como la lluvia y queso parmesano recién rayado
Un amor que no se intimide a los besos con mal aliento por la mañana
Quiero un amor lleno de excentrisismo
Uno en el que las almas entrelazan sus dedos
Que sonrían con alegría y hagan nuestros conos de nieve besuquearse
Quiero un amor que no huye del trabajo
(Sí, dije trabajo)
Un trabajo para mantener la euforia
Un trabajo que hace más fuerte la conexión
Que estira el deseo y lo expande
Que sobrevive y dura más que la emoción de una luna de miel.

Quiero un amor que quiera ser expuesto
Paseado por la luz del día
Gritado desde las cimas
Que se desnude en una sonrisa
Que se defina simplemente por su existencia
Descalzo en la vulnerabilidad.

Quiero un amante que atienda el fuego en mi corazón por voluntad propia,
Que lo nutra paciéntemente
Que lo recargue
Que lo deje ahuyar
Que lo deje estar latente.

Quiero un amor que quede estático
Quiero un amor que pueda superar la distancia
Un amor en el que la inseguridad y los celos son el hazmerreír
Que exceda el derecho
Saturado en el arrebato.

Un amor que demande más imaginación que una simple cena o una simple película
Quiero un amor en dónde hagamos fortalezas y
Arrojemos pasta en las paredes para ver si está lista;
Hacer el amor en las mesas y dejar que se queme la cena
Quiero un amor donde podamos hacernos cosquillas hasta lastimarnos y explotar
Quiero un amor donde podamos hacer el amor con las simples puntas de nuestros dedos

Quiero un amante que llegue a tiempo
Una compañera que pueda llevar mi montaña y la suya
A lo largo de los ríos y sobre las praderas.
Quiero un amante que conozca la impotancia del espacio en nuestra unión
Quiero un amor en el que nuestras almas bailen
Y despierten con un te amo y se vuelvan a dormir felices
Y sobre todo, quiero dar todo eso.
Y eso es suficiente.

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